Después de dos años, vuelvo a ponerme en frente de un libro de firmas para la boda de una amiga. Todavía recuerdo mis peleas con los papeles en aquél, mi primer proyecto en serio, cada cosa que hacía era un descubrimiento, un reto, y ahora después de dos años y de algo de más práctica, me enfrenté a otro.
Quizás os puede parecer una tontería, podéis pensar que un libro de firmas es de lo más fácil o de lo que menos trabajo tiene, pues son "hojas para firmar", pero para mí es algo más.. Es una pieza única, importante, donde se vuelcan muchos deseos, muchos recuerdos y, a lo que a mí respecta, mucha responsabilidad, porque es algo que se guardará para siempre. Tanto si es para boda o comunión o cualquier otro evento, un libro de firmas es una parte del evento, y eso me hace bloquearme en más de una ocasión, pues me pongo en el lugar de los protagonistas y siempre quiero saber qué esperan y qué se van a encontrar. De hecho, esta vez tardé más en elegir el papel incluso que en hacer el libro en sí, o todavía peor, tardé lo más grande en decidir el tamaño, si iba a ser muy grande, o muy pequeño para que se viera bien los dibujos de los papeles... En fin, que después de mi característica indecisión, por fin lo hice, lo entregué y ya, una vez pasada la boda, perfecta por cierto, ahora lo puedo publicar.
El papel utilizado es de la colección Flores de Dayka, ya que entre lo que pedía la novia y lo que vi, era perfecto. He usado mucho encaje, glossy accents, tinta distress vintage... con fotitos de los novios y hueco para fotos del gran día, un sobre para el cd de fotos, dos carpetitas para escribir votos, y dos cascadas para más fotos. Una mezcla entre vintage y desenfadado.
Os dejo las fotos, hechas con el móvil, y espero que os guste. Ya sabéis, siempre son bienvenidos vuestros comentarios. También os espero por mi página de Facebook Mi Burbuja de Papel.
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